Control de esfínteres.
Llega el buen tiempo y para muchas familias empieza ese run run de información sobre la llamada ‘Operación pañal’, y comienzan a asaltar dudas sobre este tema, y además se añade un estrés y una presión que hacen que, no en pocas ocasiones, se tomen decisiones poco acertadas sobre ello, que repercuten directamente en niños y niñas.
Frases cómo:
- Aprovecha que empieza el calor.
- Ya tiene dos años o casi tres, así que está preparado/a.
- Cuando llegue septiembre y empiece el colegio ya tiene que controlar bien.
- Ahora con el calor que puede estar más tiempo desnudo/a puedes quitarle el pañal.
- Ponle cada rato en el orinal alguna, vez lo hará...
Cada vez queremos lograr que la infancia se adapte a los ritmos rápidos y vertiginosos que llevamos los adultos, intentamos que logren las cosas cuando nosotros/as creemos que están preparados para ello, sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades y sus ritmos, que por suerte, no son los mismos que los nuestros.
Tenemos prisa para que empiecen a moverse, sentarse, ponerse de pie, hablar, comer solos, caminar…que hagan y hagan, cuánto antes mejor y cuántas más cosas mejor, y al llegar a los 2-3 años queremos quitar el pañal, que sea autónomo/a, que controle todo…que malestar solo de pensar el ritmo que queremos marcarles, y ¡claro!, en éste punto nos frustramos, nos agobiamos, nos preocupamos, les comparamos…creamos unas expectativas que son solo nuestras y ponemos el peso sobre ellos/as, pero…¿y si nos paramos a observarles, a mirarles, a ver su momento evolutivo, a conocer sus intereses, sus necesidades?, es bastante posible que logremos bajar el ritmo y seamos conscientes del niño/a que tenemos delante para poder darle lo que realmente necesita, siendo respetuosos con sus ritmos individuales.
‘El pañal no se quita, el niño/a lo deja cuando su sistema nervioso central ha madurado’.
Johannes Ruiz
¿Qué es el control de esfínteres?
Es reconocer cuando quiere hacer pis o caca y ser capaz de retener su salida hasta llegar al lugar adecuado para hacerlo. ¡Ahí es nada!.
Todo ello implica que haya diferentes mecanismos que funcionen de una manera coordinada: neurológicos, fisiológicos, motrices y emocionales.
No es algo que se pueda enseñar ya que este control depende de la maduración de la musculatura para que llegue a contraer, cerrar y retener. Es un proceso que debemos acompañar desde el respeto a su ritmo madurativo y sus necesidades.
Por lo que el control de esfínteres es:
- Un hito madurativo.
- Que llega a diferentes edades según sea el ritmo madurativo de cada niño/a.
- Significa autonomía y automatización.
- Conciencia sobre su cuerpo y sus propias necesidades.
- Es un proceso que conlleva tiempo para permitir que los sistemas maduren.
Por supuesto que todos/as los niños/as van a llegar a ese control de esfínteres, a no ser que haya un problema de base que no le permita este logro, pero el camino recorrido hasta conseguir ese control es importantísimo.
Los procesos tienen un gran peso en nuestras emociones y memoria, no es lo mismo tener experiencias agradables que desagradables.
Cuando forzamos este proceso es muy posible que niños/as tengan miedos, retrocesos, inseguridades, puede pasar que tengan miedo de ir al baño, que vivan con mucha angustia los escapes, que tiemblen, que se nieguen a sentarse en el w.c u orinal…y todas estas emociones que le hacen sufrir serán contraproducentes en la consecución de ese control.
En cambio cuando respetamos sus momentos, sus ritmos, nos ayuda a generar una relación de confianza, de calma, de seguridad, de sentir que se le tiene en cuenta, que hay respeto, y esto es muy positivo para ellos/as, siendo mucho más probable que el proceso tenga éxito.
El control de esfínteres no tiene nada que ver con ese ‘Voy a quitarle el pañal’, ya que no es algo que pueda elegir el adulto, sino que se trata de un proceso madurativo que se da en el niño/a. Para que éste proceso sea respetuoso y verdaderamente adaptado a los ritmos de niños y niñas, tenemos que conocer más a fondo la importancia del control de esfínteres para ellos/as y tener muy presente su desarrollo madurativo.
‘La posibilidad de autorregularse, es decir, que no es el adulto quien controla el ritmo de adquisición del control de esfínteres del niño, protege al niño y a sus padres de considerables problemas y conflictos’.
Judith Falk y Maria Vincze
Señales para saber que están maduros para este control
Lo primero que debemos de tener en cuenta es que es un proceso que comienza en torno a los 2 años y termina alrededor de los 5 años, y en este tiempo hay altibajos, no es un proceso lineal sino que podemos encontrar momentos de avances, pequeños retrocesos…lo importante es no tener prisas, ni nervios, dejar las comparaciones, nada de presionar a niños/as, ni hacerles comentarios que puedan herirlos (ya eres mayor y no puedes hacerte pis, si te vuelves a hacer pis me voy a enfadar, te vas a quedar mojado para que aprendas, te quedas ahí sentado hasta que lo hagas…).
Algunas señales que pueden empezar a indicar cierta madurez:
- Suelen tener curiosidad por lo que hacemos en el w.c.
- Tienen autonomía en quitarse y ponerse la ropa.
- Quieren sentarse en el w.c u orinal por voluntad propia.
- Se esconde para hacer caca.
- El pañal permanece seco y quiere hacer pis/caca en orinal o w.c.
- Empieza a decir que se ha hecho pis/caca después de hacerlo, ésto es un proceso, ese es el primer paso, después lo dirá mientras lo hace y por último logrará avisar antes de hacerlo.
Además, según un estudio realizado por el Instituto Pikler-Lóczy de Budapest, hay otros indicadores que dejan ver esa maduración de niños y niñas respecto al control de esfínteres y que también están relacionados con la estructuración de la personalidad:
- Se refiere a sí mismos en primera persona, utiliza cada vez más: Yo, Mío) y verbos en primera persona.
- El niño/a va a ser capaz de dejar lo que esté haciendo (jugar, que es algo placentero y que le interesa totalmente) para ir al w.c, orinal o avisar al adulto.
- Cada vez tiene más interés en imitar a los adultos e identificarse con ellos y ésto les impulsa a dejar el pañal.
- Hay cierta madurez neurológica que les permite el dominio de destrezas motrices coordinadas (ejemplo: subir escalones).
- Conocimiento y dominio de su cuerpo, de conocer las señales e interpretarlas, además de integrar las reglas sociales y culturales respecto a este tema.
Cómo podemos acompañar este momento
El papel del adulto es muy importante en este proceso, dependiendo de la visión que tenga del mismo y del niño/a, lo llevará a cabo de una u otra manera, queriendo tener el papel fundamental, intentando llevar a cabo un entrenamiento constante, siendo él/ella el protagonista marcando los tiempos y la manera de llevarlo a cabo, en lugar de ser el niño/a el protagonista de su propio proceso madurativo.
La mejor manera que puede tener el adulto de ayudar en este proceso tan importante para niños/as es siendo acompañante, observando lo que el niño/a necesita y propiciando un ambiente favorecedor en el que haya:
- Calma
- Tranquilidad
- Amor
- Respeto
- Confianza
- Aliento
- Comprensión
- Compañía
- Seguridad
La importancia de la palabra Proceso, esta palabra nos hace bajar expectativas, exigencias, presiones, comparaciones, estrés, comentarios negativos…poder darnos cuenta que la infancia es una parte fundamental de la vida de las personas y además es un espacio de tiempo muy corto comparado con otros momentos evolutivos posteriores, nos ayuda a tomar conciencia de que niños y niñas se encuentran inmersos en su proceso de desarrollo, que cada uno tiene su ritmo, sus necesidades…y que respetarles lo máximo posible será una dosis extra de autoestima, confianza y seguridad tanto en su momento presente como en su futuro. Por ello los adultos debemos tener siempre el proceso como un mantra que nos ayudará en el camino.