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Tiempo de adaptación.

Llega el inicio de curso y con él el temido período de adaptación o tiempo de acogida y vinculación. Y digo temido porque es un tiempo de adaptarse no sólo para niños y niñas sino también para sus familias.

A veces nos creamos unas expectativas (buenas o malas) sobre lo que será o dejará de ser este período que nos asusta y a veces puede suceder que esas expectativas sean solo eso y que no tengan nada que ver con lo que sucederá en realidad.

Cada familia es quien mejor conoce a sus hijos y sabe qué puede suceder con ellos durante este tiempo y por eso ya van con algo de sufrimiento a este inicio escolar, otras veces, nuestros miedos como padres y madres se dejan notar, aunque creamos que no es así, los niños y niñas son observadores y a edades tempranas sienten esas emociones de sus padres como si fueran propias y eso puede condicionarles a la hora de adaptarse de una u otra forma.

Este tiempo va a ser la base sobre la que se va a sustentar la relación de la familia y el centro y es importante trabajar para lograr un apego seguro, complicidad, confianza, comunicación, empatía, comprensión, escucha, seguridad…y todo ello repercutirá en todas direcciones: familia-niño/a-escuela.

Es normal que todos sintamos angustia en este proceso, es bueno reconocer lo que sentimos y aceptarlo, sin olvidarnos validar nuestras emociones y también las de nuestros hijos e hijas, estar presentes, cercanos, como puerto seguro para que puedan sentir tranquilidad y calma.

¿Qué es el tiempo de acogida y vinculación?

Es un período de tiempo en el que la Escuela, Colegio, Centro, Madre de dia… acoge y acompaña a los niños y sus familias para poder establecer la confianza básica para sentirse bien.

Es un momento en el que se recibe, se cuida, se protege, se ayuda, se sostiene a las familias y sus hijos e hijas.

Es una adaptación a un nuevo lugar, nuevas personas, nuevas rutinas, actividades, nuevos vínculos fuera de su entorno más cercano, por lo que lleva su tiempo como todo proceso.

Hay que destacar la importancia de dar ese tiempo necesario al proceso, evitar comparaciones con otros niños y respetar las necesidades que cada uno pueda tener, no son ni somos todas iguales ni necesitan todas lo mismo.

Proceso es dar el tiempo necesario y llevar a cabo acciones que repercutan de manera positiva en la consecución de unos objetivos concretos para lograr un fin, sin necesidad de forzar, juzgar o comparar, ya que cada uno somos diferentes y tenemos necesidades distintas.

¿Qué se necesita en este tiempo?

Hay cuatro aspectos básicos que debemos de tener en cuenta tanto si somos profesionales como si somos familias:

CALMA: dejar las prisas a un lado, evitar los juicios, ser conscientes de que esto es un proceso y lleva su tiempo, unos necesitarán más, otros menos, cada uno es diferente y tiene unas necesidades individuales y distintas.

RESPETO: por el proceso y por las necesidades de cada familia y cada niño o niña. Es importante que haya un respeto mutuo para generar un clima cálido y de confianza.

EMPATÍA: ser sostén, acompañante, tener en cuentas las emociones y sentimientos de todos los implicados.

COMUNICACIÓN: fundamental para saber lo que cada parte necesita, siente y espera. A través de esta comunicación es cómo empezamos a conocernos y a saber lo que nos preocupa, lo que nos gusta y lo que nos hace sentir mejor o peor. Es fundamental cimentar la relación sobre la comunicación.

Todos estos aspectos van a contribuir a generar esa confianza y seguridad entre todos y repercutirá de manera positiva en la familia, en las niñas y niños y en el profesional a cargo.

La finalidad de este tiempo es lograr que las familias y los niños y niñas sientan el nuevo espacio como un lugar de confianza, de calidez, un espacio familiar, acogedor, de relación positiva, donde poder desarrollarse y relacionarse de manera libre y autónoma.

El tiempo de acogida no suele tener una duración determinada, cada familia y cada niño lo vive de una manera y tienen necesidades distintas, es un proceso de vinculación muy personal. Es positivo para todos que se pueda llevar a cabo con tiempo y de manera progresiva para que se puedan sentir seguros, tranquilos y se vaya generando ese vínculo fundamental.

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¿Qué conlleva para los niños y niñas?

Debemos ser conscientes que esta incorporación suele ser un Proceso emocional costoso y sensible tanto para las niñas y niños como para sus familias

  • Suele ser la primera separación del medio familiar (padres, abuelos, tíos…)por lo que resulta un gran cambio para ellos.
  • Esta incorporación, normalmente, es un proceso emocional costoso costoso y sensible, no sólo para las niñas y niños sino también para sus familias.
  • Se dan nuevas relaciones con personas desconocidas: otros adultos, otros niños…
  • Se encuentran en un nuevo lugar, nuevos estímulos, nuevas situaciones,..para ellas es todo nuevo y diferente a lo que estaban acostumbradas.
  • Es normal que expresen sus emociones de manera intensa, esta es la forma en que saben hacerlo, incluso puede llegar a darse algún cambio de conducta, en el sueño, retrocesos, más apego con la familia, más irritabilidad, enfados, agresividad, llanto…es totalmente normal durante este proceso de adaptación.

Por todo esto es fundamental estar acompañadas de su familia para que puedan generar seguridad, puedan apegarse de manera más natural y positiva y conozcan lo que va a ocurrir.Y lograr hacer comunidad entre la familia y el profesional o profesionales a cargo será siempre un punto a favor para lograr estar todos tranquilos, seguros y confiados.

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¿Cómo favorecer este proceso?

Las familias pueden poner su granito de arena en este período de adaptación, y esa colaboración e implicación será fundamental.

  • Conocer a la/el profesional que va a estar con tu hijo/a y el espacio antes de empezar, a través de reuniones, entrevistas, jornadas de puertas abiertas, visitas destinadas a que haya un acercamiento con la familia y el niño/a, para resolver dudas, conversar, crear un clima agradable y de confianza.
  • Es fundamental transmitir a los niños y niñas que es un lugar agradable, de confianza, explicando todo lo que podrá hacer allí y hablándoles de la persona que estará que estarán con él/ ella.
  • Acompañar al niño o niña durante el tiempo que necesite, que sientan la presencia de sus familias les genera seguridad y que observe una relación positiva entre la familia y la persona con la que se va a quedar es una gran ayuda para adaptarse.
  • Durante la estancia en este tiempo de vinculación, la familia debe situarse cerca de su hijo/a pero permitiendo que tenga su espacio y libertad de acción, siempre que el niño o niña lo necesite debe estar disponible, evitar sobreprotegerle.
  • En el momento de la despedida siempre acercarse y explicarle lo que va a suceder: ‘me voy y en un ratito vuelvo a por ti’. Despedida cariñosa, clara y corta. Si la familia desaparece sin decir nada los niños y niñas tienen sentimientos de abandono.

Es importante adecuar la incorporación de niños y niñas en manera progresiva, siempre adaptándonos a los progresos que los peques vayan haciendo y teniendo en cuenta sus necesidades. La familia es su base de seguridad, apoyo y confianza hasta que se vincule con la persona que será su referencia el tiempo que pasa lejos de su casa.

Ofrecer y compartir la información importante y relevante de los niños y niñas nos sirve para poder comprender y ajustarnos mejor a sus necesidades.

Intentar en casa no acumular cambios durante este tiempo (quitar chupete, cambio de habitación, destete... ).

EL trabajo de la familia con su hijo o hija es muy importante para que este proceso sea positivo y genere la seguridad y confianza necesarias.

Los profesionales, maestros, educadoras, madre de día...se adaptan y flexibilizan para acoger a niños y niñas y sus familias. Es importante conocer las necesidades de cada familia para poder dar lo que cada uno necesita.

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Aspectos importantes a cuidar

¿Cómo puede ayudar el profesional a generar ese espacio de seguridad fundamental para todos?:

PREVISIBLE: las rutinas suceden siempre de la misma manera, saben lo que va a ocurrir y pueden anticiparlo sin sobresaltos. Esto genera confianza, seguridad y calma.

ESTABILIDAD: personas, espacios, materiales, situaciones…es importante que se mantengan y no haya cambios diarios que desconcierten a niños y niñas dificultando sentirse seguros.

VALORES como el respeto, ausencia de juicios, la sinceridad, tranquilidad, comunicación, comprensión…deben estar siempre presentes.

Fomentar UN LUGAR ACOGEDOR, CÁLIDO, FAMILIAR, AGRADABLE… donde haya variedad de materiales que respondan a los intereses y necesidades de niños y niñas, que estén a su altura, un lugar donde se fomente la libertad de movimiento, la autonomía, donde existan momentos para la actividad y para la calma. Un lugar seguro donde poder desarrollar todas sus potencialidades. Un lugar donde el acompañamiento y sostén sean la base.

Los profesionales de la educación tienen el compromiso de respetar, cuidar, acompañar, sostener, ser modelo, ser tolerantes, justos, amables, firmes, dar amor, tranquilidad, consuelo, aliento, fomentar capacidades, ayudar en el desarrollo de habilidades, fomentar la autoestima, conocer el desarrollo de sus alumnos…la infancia es una fuente infinita de aprendizajes y lo más mágico que tenemos.